Wednesday, October 12, 2016

Luces perdidas



Deambular por las calles entre la multitud como sonámbulo, ni siquiera reconociendo que quienes van a nuestros lados son seres humanos. Deambulando lleno de tormentos y desquiciado porque las tensiones que se han hecho dueño de nuestro presente y la esclavitud de un eterno e interminable martirio de cuentas y deudas contraídas cuyas fecha por pagar se nos estrujan en la cara porque el tiempo de los días van más aprisa que los días de pago.
Mirador Sociedad 21
Así la vida moderna entre el bullicio de la ciudad, donde pretendemos reflejar en las ropas llevada puestas el recuerdo histórico de la decencia  y la  humildad, pues que locura, hasta una sonrisa negamos a nuestros semejantes. Pues nos dejamos emborrachar del intenso deseo de quererlo todo, de asirnos de todo lo que exhiben las vitrinas en nuestro paso.

Los afanes de este moderno mundo, han borrados los sentimientos de bien, los ajetreos a que nos entregamos en día a día están más enfocados en la apariencia que en la dignidad y el decoro y el respeto mutuo. Nos imbuimos en la muchedumbre como manadas perdidas en el solitario desierto en que hemos convertido la ciudad.

Hemos envenenado nuestra sangre, nuestra mente, nuestra vida con cosas frívolas y artificiales que han venido a robarnos la felicidad. Nos hemos aferrado tanto a la acumulación de inventario de materiales superfluo que hemos olvidado las propias base en que la familia debe fundamentarse porque hemos decidido escoger el camino fácil, porque hemos perdido la capacidad de la empatía, de la compasión y nos hemos despejados del amor por el prójimo.

Que puede importar que haya superado las pasiones y deseos personales cuando el alma se ahoga en el abismo vacio de la soledad. Que se haya moldeado y edificado un mundo de ensueño si quienes hacen de  compañía son aves de rapiña convirtiendo los nidos en un frio y solitario infierno. A quien le importa que haya colocado la bandera en la cima más alta cuando en el camino como huracán ha dejado huellas de destrozos y desolación solo por el hecho de complacer el ego.

Nunca será más humano cuando las pisadas sean sobre el desconsuelo de tus prójimos y en la búsqueda del bienestar personal se arrastre como marea enloquecido el humedecido de las lágrimas desconsolada de aquel que mira bajo el suplicio de la compasión.

La forma más humilde de convivencia es precisamente aquella que se presta con más facilidad a la ignorancia y desconocimiento. Sin un gran equipaje acuesta y a veces sin saber donde recostar su cabeza al caer la noche, hace un tiempo, vino a mostrarnos un mejor camino, una mejor manera de convivir. Una vida simple, llena de paz y amor.

Aquel que no se vanaglorió de ser príncipe ni rey, entrego no solo su amor, su vida, sacrificio santo para aquel que perdido encuentre en él, la luz que ilumine su camino y le de valor y sentido a su vida. Compartió no solo con uno, sino, con cientos unos panes y pececillos. Nos mandos mostrar respeto, pero no hacer inventarios donde el orín y las polillas destruyen.

Thursday, September 22, 2016

Casa en Orden



Las acciones de los gobernantes es proporcional a las conductas de sus gobernados, un pueblo rebelde necesitaría de un liderazgo fuerte para guiarlo, un pueblo sumiso necesitaría de hombres de paz para dirigirlo. Los gobernantes son reflejo del pueblo, una muestra, una representación del pueblo.

Cuando el sacerdote, con látigos en las manos nos azotas con las verdades, abandonamos la iglesia, pues preferimos las adulaciones ante que se nos muestre nuestras faltas y errores. Demandar por las acciones de quienes administran los recursos públicos con los brazos cruzados para nuestro bien, es como la jovencita creerse el cuento de hadas y esperar por el beso del príncipe azul para despertarla del “sueño de la muerte”.

El cristianismo nos invita a “estar sujeto a los gobernantes y autoridades, obedecer, a estar dispuestos a toda buena obra.” La semilla que cae en pedregales, no puede dar buenos frutos, ni siquiera tendría sus raíces fuerza para soportar los fuertes vientos. Para buenos frutos, el agricultor, primero prepara la tierra para sembrar la semilla en la época adecuada, pero se mantiene en vigilia, desprendiendo del huerto toda mala hierba.

El buen ciudadano debe permanecer en una vigilia constante, además de las buenas obras, arrancando la mala hierba para que el árbol produzca los frutos deseados y en abundancia. Para luego, al final de la cosecha, colectar las bendiciones que el esfuerzo del sudor regala.

De tal forma es la sociedad, si nos engañamos entre halagos y adulaciones, pretendiendo aparentar cosechar lo que no hemos sembrado, entonces no deberíamos quejarnos en llantos y remordimientos porque hemos, por nuestra haraganería o desinterés, creados las condiciones para que el pecado reine en nosotros y con todas sus obras.

La familia es guía de la sociedad, y como tal, debe como punta de lanza, crear las condiciones primero desde dentro, para que mas luego, hacia fuera la conducta de cada uno de sus miembros siga los pasos de la luz, conociendo el mal que la obscuridad nos acarrea. ¿Qué nos cuesta esperar con paciencia el cambio del semáforo o tomar las precauciones de lugar cuando este nos lo indica? No solo la impaciencia que mostramos nos acerca a lo indomable que llevamos dentro, sino que, con nuestras acciones predicamos el ejemplo del caos organizado que deseamos que reine, pues se nos hace más fácil vivir desconociendo la ley que fortaleciéndola para una mejor sociedad.

¡Cuán hermoso viste una niña con su vestido!
El acoso sexual no viene gratis. Cuando una jovencita viste de forma provocativa, mostrando la silueta de su cuerpo, no hay hombre por decente que no muestre curiosidad de tal provocación, porque lo que refleja y se da a entender es un llamado al irrespeto, es el preludio de una relación no deseada, una venta carnal, una profesión.

Escrito esta:”no rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”. Así dice Proverbios, mas para deleite, como espectáculo, la ignorancia nos lleva a celebrarles todas las travesuras a nuestros hijos y más tarde lamentamos frente al juez, con suerte, los errores cometidos.

El deber de la familia es favorecer las condiciones para el orden de su sociedad, desde su propio seno. Crear, a través de la conducta y actitud de sus hijos, el respeto a los demás, el respeto a la ley. La rebeldía es el resultado de la mala influencia, de la incorrecta orientación dada a los hijos, fruto de la desobediencia.

Una nación en desorden, es fruto de una familia que se desarrolla al margen y desobediencia de su creador, el irrespeto a sus conciudadanos y el desconocimiento de la ley.

Monday, August 29, 2016

Desorden Organizado



La moral y cívica nos enseña como debemos comportarnos en los lugares públicos. Nos inculca el respeto a observar y los valores morales que nos convierte en ciudadano modelo, nuestros deberes y derecho ante la sociedad o nación, en fin, unas series de códigos aceptados para la convivencia en orden, en armonía y pacífica. Por lo menos, era el objetivo que se perseguía en las escuelas.

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Pero de repente todo cambió, a alguien que precisamente fue educado con estos principios, sencillamente se le ocurrió cambiar a un sistema nuboso en donde el concepto de ser humano y sus valores fueron despreciados. De esta forma quienes creían en una sociedad o nación justa, para el bienestar de todos, con una mejor calidad de vida,  una sociedad de igualdad e equidad se convirtió en un desbarajuste. Se transformó en una sociedad en donde la ley es irrespetada constantemente mientras que  los hombres y mujeres que se manifiestan a favor del bienestar de sus conciudadanos son menospreciados y arrinconado.

La manifestación de apatía y su falta del sentir humano, de propulsar una sociedad más justa y equitativa simplemente hizo que en las escuelas descartaran estas enseñanzas. Dando la impresión de que es mejor, para el beneficio de algunos, mantener un caos bajo control a que impere el orden y respeto entre los ciudadanos.

Es difícil vivir en una sociedad donde el delincuente tenga más facilidad ante la ley, es decir, educar una familia donde los padres tengan que hacer el papel de cobarde y tragarse el anzuelo en presencia de la mirada desconcertada de sus hijos para poder sobrevivir en un mundo tan obscuro donde el deshonesto es llamado señor.

Demostrar la culpabilidad de un delincuente es tan difícil que aparenta más fácil pasar un elefante por el ojo de una aguja, y no es sorpresa. Es que ser honesto y trabajador no ayuda ni es suficiente ante la justicia que está llamada a medir a todo por igual. Una justicia que profesa que  todo somos inocente hasta que se demuestre lo contrario, cierto la oportunidad de defensa debe ser para todos en igualdad de condiciones.  Pero en teoría pueda que sea cierto, mientras que en la práctica, en la realidad ni siquiera es necesario auxiliarse de la estadística para demostrar como los delincuentes tienen una y otras oportunidades y continúan siendo reincidente en los mismos actos delictivos bajo la impotencia, desamparo y el asombro de los afectados que se quedan con la carabina al hombro esperando incapaz que se aplique simplemente justicia.

Aunque parezca una utopía, no debe sorprender, que el caos bajo control rinde sus beneficios, los cuales se sustenta en el bajo nivel de educación y la ignorancia reinante en el pueblo. Solo hace falta vivir los agonizantes momentos cuando tus vecinos te irrespetan con el volumen de su “música” y siente esa impotencia sabiendo que solicitar el  auxilio de las autoridades puede acarrearte peores consecuencias.

El indecente e intolerante ruido al que nos exponen los negocios y los vehículos mientras circulan por las calles y avenidas enfermando nuestros sistemas nerviosos y estresando nuestra vida.

Seguro que ha observado que quienes pasan el alto del semáforo en rojo son vehículos conducidos por individuos vestidos formalmente, distraído con su celular y tocando bocina porque se creen dueño y señores de las calles, y de forma reincidente lo hacen alegremente, traspasando este derecho a sus sucesores, como herramienta indispensable de su éxito por encima de los demás.

Todo esto es parte sistemática de una mentalidad enferma de mantener el desorden mientras nos quitan la oportunidad de enfocarnos en los verdaderos problemas a resolver para sostenernos como sociedad y desprendernos del salvajismo que nos aferra a la pobreza.

La educación moral y cívica, es la educación que forma al individuo dirigida en fortalecer las relaciones sociales y los espacios de convivencia social entre las personas.

Esta enseña la solidaridad, la cooperación entre los conciudadanos, el respeto a los demás y la convivencia social. Educar un pueblo debe inculcarse a través del sistema educativo los valores cívicos y morales como pilar fundamental en el progreso de la nación, para crear y fortalecer una sociedad más justa para todos por igual.

Nunca es tarde si el beneficio es el progreso y bienestar para el  pueblo.

Wednesday, August 10, 2016

Un Esfuerzo por la Tierra



Hemos leído que dice: “en el principio creo Dios los cielos y la tierra”,  y lo creó como hábitat natural para que todos sus hijos disfruten de tan magnífica obra. Obra que entregó en nuestras manos, la cual  nos encargo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.

Mirador Sociedad 21
 Así está escrito en el libro de Génesis, mas en ninguna parte nos habla sobre destruir, sino que esta obra es para nuestro soporte y vivencia. Para señorear sobre ella como hijo del Creador, para sojuzgar en ella como seres pensantes con capacidad de discernir, de valorar sabiendo la diferencia entre obscuridad y luz.

En la actualidad, sufrimos las consecuencias de nuestros inconvenientes actos, mas en particular, la insensibilidad de nuestros líderes que no han sabido como gerencial los recursos entregados en nuestras manos para el bienestar de todos. Como consecuencias, fruto de la incapacidad e intolerancia de poner en práctica los conocimientos básicos para el sustento de nuestra casa mayor que se nos cae a pedazo.

Aunque parezca simple, el esfuerzo de crear un mundo nuevo, viene con el temor influenciado cuando estamos en los límites del precipicio, al borde de caer al abismo de la obscuridad que es cuando los sentimientos de culpa, recordando nuestros actos de desobediencia golpeándonos el pecho. A pesar de la incredulidad de muchos, que aún en la ceguera de las vendas de la corrupción queriendo ver, permanecen ciegos ante el daño que se le ha causado al mundo.

En la actualidad, gritamos a los cuatros vientos, desesperados, pidiendo con toda misericordia a favor de la sensibilidad humana un poquito de amor con una semilla en nuestras manos, para sembrar la esperanza de que el color verde retorne a la vida y así recuperar y arrebatar de la muerte nuestro planeta.

En las dudas de mucho, así como Thomas, vestido de la incredulidad a pesar de la morbosidad con que los medios de comunicación escandalizan las deforestaciones y la consecuente muerte de los ríos  y demás fuentes acuífera, donde ni siquiera el temor de la subida del nivel del mar ni las constantes inundaciones que se suceden por doquier nos hacen reflexionar.

Ahora salimos a la calle, con el lema de crear un mundo nuevo ¡que miserables somos!
Administrar la medicina incorrectamente al enfermo, creyendo que lavando las sábanas el cuerpo sanará. Alentar la consciencia de todos con una semilla cuando los grandes bosques, colinas y las cuencas de los ríos son destruidos por grandes empresas a la vista de las autoridades y los líderes y simplemente nada pasa.

Por supuestos que los departamentos de mercadeo nos presentan una muy buena ilusión de un mundo nuevo con sus anuncios haciendo crecer una matita en cuestión de segundos junto a la ingenua sonrisa de un niño bajo los efectos tecnológicos que nos deja pasmado, pero que ni siquiera sombra nos da.

Sembremos el árbol, pero paremos la destrucción. Evitemos la muerte de nuestro hábitat natural, nuestra casa mayor. Crear consciencia no es suficiente sino se materializan los esfuerzos de detener y curar la enfermedad en el cuerpo no en la sábana.

Sembremos vida, no ilusiones.

“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.