Se nos da a
entender que convivimos en un sistema político que defiende la soberanía del
pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes, a lo
cual denominamos democracia. La democracia atribuye la titularidad del poder al
pueblo mismo. Esta organización social adopta las decisiones del pueblo
mediante mecanismo de participación directa o indirecta para darles legitimidad
a los representantes por cierto periodo constitucional, como se realiza por
ejemplo a través del voto en las
elecciones.
Entendemos que
patriotismo es ese valor que procura cultivar el respecto y amor que debemos a
la patria. Valorando en principio a aquellos que valientemente se despojaron de
sus intereses personales por el bien de una colectividad, sin nada a cambio que
ver su tierra natal disfrutar de la libertad, el progreso y la paz de su gente
y aferrarse a su cultura como bandera sonriente danzando al compas de los vientos
que las acaricias y a ese sol que arranca el sudor del trabajo honesto y abona
la tierra bajo la bendición de Dios.
Se contempla la
política como una ciencia; ciencia que trata del gobierno y la organización de
las sociedades humanas. Es la actividad que ejercen los que administran o
aspiran a gobernar los asuntos que afectan a un país. Los políticos se aferran
a unos principios bajo un formato que proyectan el bienestar común, marcan,
dirigen el porvenir del pueblo en función de lo que entienden, bajo la
legitimidad que abrazan del sistema democrático que le otorga soberano poder.
Cuando el
interés personal se antepone al de la colectividad, entramos en las obscuras
turbulencias de la corrupción, la represión, y el atraso total de la nación
gobernada. Se maquilla el bienestar bajo raciones de pan con gotas de agua bajo
el sonido de la macana que doma a los individuos, los duermen, los anestesian,
hasta que alguna madre bajo el deseo divino procree un hombre o mujer que con
su fuerza de amor rompa las cadenas esclavas.
Y cuando esos políticos
abrazados de la bandera de la democracia se creen ser patriota, confunden sus
estatus por el de santos al que hay que encenderle velones y adorar como dioses,
se pierde el discurso de la ciencia, se atraviesa una espada a la patria y esta
sangra en la injusticia y la desigualdad en cada individuo, porque se ha
abandonado el camino de la luz que nos ofrece el amor de Dios, nos apartamos de
su lado porque perdemos la libertad que nos ha dado a cambio de las monedas
sucias de aquel falsamente vestido de rey.