Los pueblos escriben sus historias al paso del
tiempo, marcan sus huellas que el desapacible polvo va cubriendo, borrándolas hasta
el olvido. Más tarde esas mismas historias se repiten una y otra vez porque el
ser humano cae en los mismos errores ya sea por ignorancia, por desobediencia o
por su estado pecaminoso que trae consigo.
El mundo gira y gira, y no se cansa de girar, sale el sol un día y otro día, y el firmamento nos muestra su esplendor y es la continuidad perpetua de la vida, de la historia de la vida. Así, para futuras generaciones, para que las palabras no se la lleve el viento, convertimos en letras impresas en periódicos los hechos y el accionar de los hombres para disfrute y deleite del hazme reír perpetuo de su conducta.
Cierta tarde, mientras disfrutaba de un caliente
café de exquisito aroma, navegando en la Internet para deleitarnos con algunas
melodías del recuerdo, escuchábamos a Héctor Lavoe interpretando su salsa del
1983 del álbum vigilante: “Juanito alimaña.”
Los hermosos recuerdos del pasado desfilaban por mi
mente, mientras invadía el ambiente la música y la voz del intérprete. “la calle es una selva de cemento, y de
fieras salvaje como no……donde quiera te espera lo peor.” Si, para bailar,
para pasarla bien, una y otra vez, porque esta melodía nos hace invitar a
mostrar nuestra mejor habilidad como bailador, para vanagloriarnos antes todos
de que somos el gallo del gallinero.
…y aunque ya
lo vieron, nadie ha visto nada…si lo meten preso sale al otro día, porque un
primo suyo tá en la policía. ¿Suena familiar, verdad? Si, mientras se
desvanecía el aroma del café y continuaba sonando la hermosa melodía de esta
canción, el rostro de sorpresa de mi joven hija exclamaba: ¡igual que ahora, es
lo mismo! Parecía ser que tiempo se ha detenido y en nada ha cambiando.
Los mismos titulares encabezan los periódicos, los
del pasado se hacen presentes en el hoy,
y la radio resalta con voz de desgracia vestida de perversidad, dando a conocer
como primicia la desgracia del que ha sido preso otro inocente ciudadano. Y en
las redes sociales, vuela como viento arrasador la nueva información del
momento colmándola de comentarios y de los inadecuados me gusta.
…y aunque a
medio mundo le llevo la plata, todos los comentan, nadie lo delata. Nuestra
verdad, nuestra gran realidad, hemos llegado al punto de permitir ser guidado
como oveja al matadero, disponen y nos dicen que somos y que debemos ser.
Obediencia, que nos ha convertido en zombies, en un número más del sistema, sin
ningún tipo de sentimiento humano. Aceptamos embaucado a la voz del amo, aunque
el amo nos invite a ir en contra nuestra.
Hemos convertido el miedo en nuestra libertad, hemos
condicionado nuestra libertad a un poco de pan y circo, hemos abandonado el
camino que con tanto sacrificio Cristo nos mostro a escoger porque hemos amado
la obscuridad y aborrecido la luz.
Somos capaz
de bailar esta salsa, galantemente y sonriente, pero incapaz de comprender la
realidad del mensaje. Y los hechos se suceden una y otra vez, porque
disfrutamos amorosamente la melodía y bloqueamos nuestra conciencia para no percibir
el mensaje de sus letras y nos quejamos y caemos en la misma trampa de un círculo
vicioso para luego acusar de cruel que ha sido la vida.