En los orígenes de la creación del todo, y todo
cuanto existe en los cielos y la tierra, creo Dios al hombre, conforme a su
semejanza lo creó, con la potestad para
señorear sobre todo ser viviente del mar, los cielos y la tierra. Creado
a su imagen y semejanza; varón y hembra los creó.
La curiosidad viene al ser humano como un elemento más
que adornan sus habilidades, le gusta indagar y conocer todo en su derredor,
saber qué es, para qué es y cómo funciona. Como único ser pensante, digamos que
nada de lo expuesto nos sorprende, es algo totalmente natural. Se expresa, deja
saber cuáles son sus inquietudes y perturbaciones, qué le fascina y qué le
atormenta, qué le agrada y qué rechaza porque le incomoda.
En el devenir de los tiempos ha marcado sus huellas
en busca de una felicidad que da la impresión de haber perdido aunque nunca le
ha sido propia, su sed insaciable por lo prohibido lo ha hecho tomar el camino
oscuro de la perversión misma aferrado a sus dudas o verdades en busca de
satisfacer el mandato de su piel bajo la imponente orden del espíritu que lo
hamaquea en su interior hasta quemarlo de deseos insatisfechos en carne viva.
Buscando las respuestas inexistentes a las preguntas
que solo viven en su imaginación en la eterna batalla de su interior, ya que
pretende asirse de la negación de su propia conformación en la que ha sido
creado. Una lucha constante de negarse a sí mismo, de no aceptarse tal y como
es, pretendiendo construir con sus negaciones la perfección de un mundo que solo
expresa las frustraciones de su interior.
Con el paso del tiempo el ser humano ha ido de ser
un ente de palabra hasta convertirse en un ser de desconfianza, pero para tal
efecto, se ha recurrido a lo escrito por aquello de que las palabras se la
lleva el viento, se ha confeccionado, para que no exista duda o se apele a la
ignorancia, que al momento de venir al mundo, quede registrado con cual género
hemos nacido si niña o niño. Entonces se nos emite un Acta de Nacimiento, el
cual incluye nuestro nombre según el almanaque marque el santo del día o lo
modernizamos mezclando los nombres de los progenitores.
Ahora debemos reeducar el sentido común, ¿qué es el
sentido común? Es la habilidad o la condición cognoscitiva inherente al ser
humano, como ser pensante e inteligente, que le hace permitir utilizar sus
sentidos en cuestiones en que el procedimiento racional no necesita esfuerzo
alguno para darse cuenta con claridad de sucesos o estado de cosas en su
derredor habituar que le motiva su estado activo mental.
Por supuesto, el sentido común, en nuestros tiempos
brilla por su ausencia y si existe algo, podríamos hablar de escasez, es decir,
tendentes a desaparecer. ¿Cómo es posible que, en el sano juicio, que haya que
discutir cuestiones tales como “refiérase al acta de nacimiento” para poder
utilizar los servicios de un baño? ¿Que sea un tema de propuesta de campaña?
Cuando se nos está cayendo el mundo encima: terrorismo, migración forzosa como
Siria, los desplome de la economía mundial y el toque moral de Panamá Papers,
entre otras.
Se es varón o hembra y punto, lo otro es
desobediencia e irresponsabilidad y ñoñería. “lo castigarás con vara y librarás
su alma del Seol” ¿sabes cómo?: usted toma una vara de tamarindo, la ripea, es
decir le quita las hojitas con el pulgar y el índice derecho, luego la humedece
y debajo de los glúteos y por encima de la rodilla usted lo suena, le
aseguramos que sabrá al cual baño entrará a realizar sus necesidades.