Monday, August 29, 2016

Desorden Organizado



La moral y cívica nos enseña como debemos comportarnos en los lugares públicos. Nos inculca el respeto a observar y los valores morales que nos convierte en ciudadano modelo, nuestros deberes y derecho ante la sociedad o nación, en fin, unas series de códigos aceptados para la convivencia en orden, en armonía y pacífica. Por lo menos, era el objetivo que se perseguía en las escuelas.

Mirador Sociedad 21
Pero de repente todo cambió, a alguien que precisamente fue educado con estos principios, sencillamente se le ocurrió cambiar a un sistema nuboso en donde el concepto de ser humano y sus valores fueron despreciados. De esta forma quienes creían en una sociedad o nación justa, para el bienestar de todos, con una mejor calidad de vida,  una sociedad de igualdad e equidad se convirtió en un desbarajuste. Se transformó en una sociedad en donde la ley es irrespetada constantemente mientras que  los hombres y mujeres que se manifiestan a favor del bienestar de sus conciudadanos son menospreciados y arrinconado.

La manifestación de apatía y su falta del sentir humano, de propulsar una sociedad más justa y equitativa simplemente hizo que en las escuelas descartaran estas enseñanzas. Dando la impresión de que es mejor, para el beneficio de algunos, mantener un caos bajo control a que impere el orden y respeto entre los ciudadanos.

Es difícil vivir en una sociedad donde el delincuente tenga más facilidad ante la ley, es decir, educar una familia donde los padres tengan que hacer el papel de cobarde y tragarse el anzuelo en presencia de la mirada desconcertada de sus hijos para poder sobrevivir en un mundo tan obscuro donde el deshonesto es llamado señor.

Demostrar la culpabilidad de un delincuente es tan difícil que aparenta más fácil pasar un elefante por el ojo de una aguja, y no es sorpresa. Es que ser honesto y trabajador no ayuda ni es suficiente ante la justicia que está llamada a medir a todo por igual. Una justicia que profesa que  todo somos inocente hasta que se demuestre lo contrario, cierto la oportunidad de defensa debe ser para todos en igualdad de condiciones.  Pero en teoría pueda que sea cierto, mientras que en la práctica, en la realidad ni siquiera es necesario auxiliarse de la estadística para demostrar como los delincuentes tienen una y otras oportunidades y continúan siendo reincidente en los mismos actos delictivos bajo la impotencia, desamparo y el asombro de los afectados que se quedan con la carabina al hombro esperando incapaz que se aplique simplemente justicia.

Aunque parezca una utopía, no debe sorprender, que el caos bajo control rinde sus beneficios, los cuales se sustenta en el bajo nivel de educación y la ignorancia reinante en el pueblo. Solo hace falta vivir los agonizantes momentos cuando tus vecinos te irrespetan con el volumen de su “música” y siente esa impotencia sabiendo que solicitar el  auxilio de las autoridades puede acarrearte peores consecuencias.

El indecente e intolerante ruido al que nos exponen los negocios y los vehículos mientras circulan por las calles y avenidas enfermando nuestros sistemas nerviosos y estresando nuestra vida.

Seguro que ha observado que quienes pasan el alto del semáforo en rojo son vehículos conducidos por individuos vestidos formalmente, distraído con su celular y tocando bocina porque se creen dueño y señores de las calles, y de forma reincidente lo hacen alegremente, traspasando este derecho a sus sucesores, como herramienta indispensable de su éxito por encima de los demás.

Todo esto es parte sistemática de una mentalidad enferma de mantener el desorden mientras nos quitan la oportunidad de enfocarnos en los verdaderos problemas a resolver para sostenernos como sociedad y desprendernos del salvajismo que nos aferra a la pobreza.

La educación moral y cívica, es la educación que forma al individuo dirigida en fortalecer las relaciones sociales y los espacios de convivencia social entre las personas.

Esta enseña la solidaridad, la cooperación entre los conciudadanos, el respeto a los demás y la convivencia social. Educar un pueblo debe inculcarse a través del sistema educativo los valores cívicos y morales como pilar fundamental en el progreso de la nación, para crear y fortalecer una sociedad más justa para todos por igual.

Nunca es tarde si el beneficio es el progreso y bienestar para el  pueblo.

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