Wednesday, August 10, 2016

Un Esfuerzo por la Tierra



Hemos leído que dice: “en el principio creo Dios los cielos y la tierra”,  y lo creó como hábitat natural para que todos sus hijos disfruten de tan magnífica obra. Obra que entregó en nuestras manos, la cual  nos encargo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.

Mirador Sociedad 21
 Así está escrito en el libro de Génesis, mas en ninguna parte nos habla sobre destruir, sino que esta obra es para nuestro soporte y vivencia. Para señorear sobre ella como hijo del Creador, para sojuzgar en ella como seres pensantes con capacidad de discernir, de valorar sabiendo la diferencia entre obscuridad y luz.

En la actualidad, sufrimos las consecuencias de nuestros inconvenientes actos, mas en particular, la insensibilidad de nuestros líderes que no han sabido como gerencial los recursos entregados en nuestras manos para el bienestar de todos. Como consecuencias, fruto de la incapacidad e intolerancia de poner en práctica los conocimientos básicos para el sustento de nuestra casa mayor que se nos cae a pedazo.

Aunque parezca simple, el esfuerzo de crear un mundo nuevo, viene con el temor influenciado cuando estamos en los límites del precipicio, al borde de caer al abismo de la obscuridad que es cuando los sentimientos de culpa, recordando nuestros actos de desobediencia golpeándonos el pecho. A pesar de la incredulidad de muchos, que aún en la ceguera de las vendas de la corrupción queriendo ver, permanecen ciegos ante el daño que se le ha causado al mundo.

En la actualidad, gritamos a los cuatros vientos, desesperados, pidiendo con toda misericordia a favor de la sensibilidad humana un poquito de amor con una semilla en nuestras manos, para sembrar la esperanza de que el color verde retorne a la vida y así recuperar y arrebatar de la muerte nuestro planeta.

En las dudas de mucho, así como Thomas, vestido de la incredulidad a pesar de la morbosidad con que los medios de comunicación escandalizan las deforestaciones y la consecuente muerte de los ríos  y demás fuentes acuífera, donde ni siquiera el temor de la subida del nivel del mar ni las constantes inundaciones que se suceden por doquier nos hacen reflexionar.

Ahora salimos a la calle, con el lema de crear un mundo nuevo ¡que miserables somos!
Administrar la medicina incorrectamente al enfermo, creyendo que lavando las sábanas el cuerpo sanará. Alentar la consciencia de todos con una semilla cuando los grandes bosques, colinas y las cuencas de los ríos son destruidos por grandes empresas a la vista de las autoridades y los líderes y simplemente nada pasa.

Por supuestos que los departamentos de mercadeo nos presentan una muy buena ilusión de un mundo nuevo con sus anuncios haciendo crecer una matita en cuestión de segundos junto a la ingenua sonrisa de un niño bajo los efectos tecnológicos que nos deja pasmado, pero que ni siquiera sombra nos da.

Sembremos el árbol, pero paremos la destrucción. Evitemos la muerte de nuestro hábitat natural, nuestra casa mayor. Crear consciencia no es suficiente sino se materializan los esfuerzos de detener y curar la enfermedad en el cuerpo no en la sábana.

Sembremos vida, no ilusiones.

“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.

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